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“porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica”. Llama la atención que le llame sabiduría, lo cual pudiera significar que así lo considere la misma persona cuando defiende un punto, engañando a los demás. Celos amargos y contención, es lo que se esconde con esa engañosa sabiduría.
Pablo en su carta a los Gálatas (5:19-21) hace una lista que detalla aún más la perturbación y la obra perversa: inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías.
Siempre que hay celos, hay contención, del griego zelón, envidiar, codiciar, mostrar interés por. Nuevamente El hermano del Señor expresa el problema de codiciar algo de los demás, de manera irracional y con ambición desmedida (contención del griego eritheia-ambición). Santiago manifiesta que, después de todo lo anterior, habrá perturbación, del griego akatastasia- agitación grupal. Los celos personales, son tan importantes que afectan a toda la comunidad cristiana, esto puede causar divisiones, pleitos, iras, contiendas, disensiones (Gálatas 5:20).
Los celos, al ser una obra de la carne, demuestran el nivel espiritual que se tiene; ya que una persona de la cual constantemente fluyen celos es una persona que está descuidando su vida espiritual. Se pueden tener celos en el trabajo, familiares sentimentales, y tristemente también ministeriales. En todos los casos las relaciones se deterioran y, cuando finalmente hay ruptura, el remordimiento y frustración, por haber contribuido a ello, pueden atormentar al creyente. Un corazón humilde y una vida espiritual plena evitaran que estas situaciones se presenten.