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El autor ha dictado un sin número de consejos éticos, ahora es el turno de los ricos. En el capítulo anterior instaba a no pensar en enriquecerse, en negociar y tener tantas ganancias, pero para que nada se pase; esta exhortación es directa a los que han acumulado cualquier tipo de riqueza.
“Llorad y aullad por las miserias que vendrán”. Se percibe un gemido fuerte, un gran dolor causado por la pobreza que viene tras la opulencia; un dolor que sale de las entrañas, que no se puede controlar. Cabe mencionar que en los paises de oriente medio es más bella la mujer que lleva muchas alhajas, el hombre que tiene más mujeres, negocios y sirvientes, y desde luego eso lo hace importante y le da poder. La diferencia es que aquí la carta le está hablando a los creyentes, personas que como Abraham conocían de Dios y obtuvieron riqueza. No se puede saber si los ricos eran creyentes que se habían extraviado de la verdad. Los creyentes oprimidos por medio de esta carta pudieron darse cuenta que Dios hace justicia y que escucha su clamor.
La riqueza por sus características, las divide Santiago en algunas categorías, como: tener alimentos que se pueden podrir; riqueza en textiles y objetos que pueden ser devorados por polillas; riqueza en monedas o metales preciosos que también se deterioran con el tiempo. “El moho testificará” Es una personificación o prosopopeya (personificación de las cosas inanimadas) ya que el moho personifica a quien testificará en su contra. Las Sagradas Escrituras, condenan las riquezas ilícitas, al que se enseñorea de los pobres (Pr 22:7,16) al avaro (Pr 28:22), etc. Dijo Jesús que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que ese tipo de ricos entren en el reino de Dios. En los evangelios Jesús dejó varias parábolas acerca de las riquezas obtenidas con avaricia y maltrato a los siervos. Un día se terminarán y se quedarán sin nada.
En la sociedad es mas importante el que tiene más dinero y posesiones y no vale nada el que no posee bienes y dinero. Siempre en la cúspide de la pirámide de la sociedad se encuentran los ricos que son una minoría y en la base se encuentran los más desprotegidos.
Dios en su infinita misericordia siempre ha bendecido a los que le obedecen y la Biblia muestra el ejemplo de Abraham, Isaac, Jacob, Job. Personajes que fueron muy ricos porque Dios les prosperaba. Esta promesa sigue fiel para los obedientes.
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Toda persona tiene una responsabilidad ante Dios por su conducta. El nombre de Dios debe ser honrado, Dios pide obediencia a todos sus mandatos, el rico debe ser justo con todos sus esclavos (Col 4:1; Dt 24:14; Jr 22:13; Mal 3:5) “La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella” Pr 10:22. .
