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Un argumento más: todos somos iguales para Cristo, ustedes creen que son de Cristo, “yo también”, escribió Pablo cándidamente. La iglesia tenía graves problemas de inmadurez espiritual, como se percibe. Ya en la primera carta les había escrito “que aun necesitaban tomar leche espiritual” porque no se habían desarrollado, cuando unos decían ser de Pablo, de Apolo o de Pedro. (1 Co 3:1-23).
Algunas personas carnales querían encontrar en el físico de Pablo la perfección. Un libro apócrifo escrito en el siglo II titulado Los Hechos de Pablo y Thecla describe a Pablo:
“él era un hombre de tamaño medio, su pelo era escaso, sus piernas algo combadas, sus rodillas sobresalientes, tenía grandes ojos, sus cejas estaban unidas, su nariz era prominente, y estaba lleno de gracia divina, misericordia y por momentos parecía un hombre, y por momentos parecía un ángel”2
El hombre carnal siempre vive de apariencias, busca en la carne la belleza. Recuérdese que Corinto era una ciudad griega y entre ellos había una concepto que imperaba: “Hay que dar al cuerpo y al alma toda la belleza de que son susceptibles”.. W. Barclay, el comentarista bíblico en cambio, menciona “no es raro que el gran espíritu se aloje en un cuerpo muy humilde” .
2 http://gbgm-umc.org/umw/corinthians/thecla.stm., Hechos de Pablo y Thecla 1:7, 29/09/2019