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Regocijo de Pablo al arrepentirse los corintios, 2 Co 7:2-16

7:1 “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”.


El pensamiento comienza a abrirse a una nueva idea bajo el telón de una recriminación, haciendo un llamado a cada miembro de la comunidad cristiana en la ciudad de Corinto. Estas son respuestas a las acusaciones de los adversarios que decían de Pablo: “Es injusto para con muchos, los perjudica o los ofende”. La expresión: “a nadie hemos agraviado” (griego: oudena ëdikësamen) trata de acaparar cada rubro que pudiese llegar al pensamiento de los opositores. Y añade a este argumento: “a nadie hemos arruinado” (griego: oudena ephtheiramen) Es cabalmente claro que el apóstol trata de abarcar cualquier área en la cual se le pudiera reprochar, ya sea económica, social o teológicamente. Es sencillo llegar a la conclusión de que se dirige a los judíos infiltrados que han escogido el cristianismo como fe. Por ello, es que Pablo decide terminar con una tercera afirmación que defiende también en 1 Ts 4:6, la cual podemos traducir como: “de nadie nos hemos aprovechado (de ninguna manera) (griego: “oudena empleonektësamen”).

Nota Ética

Siguiendo la manera de proceder de Pablo, cada creyente debiera cumplir íntegramente por lo menos los siguientes tres rubros: 1.-Gozar de la libertad de expresar “a nadie he agraviado” (2 Co 4:2;1 Ts 2:3; Hch 20:6). Qué nada ocasione que alguien exprese que ha sido lastimada por otro creyente. Cuidar lo que decimos, y a quien se lo decimos, pues la ofensa se puede hacer inmensa, a tal grado que puede llegar a afectar no solo la vida del ofendido, sino también del ofensor.

2.-Poder externar limpiamente que nadie ha sido arruinado por causa de un creyente; esto es algo que muchas veces se deja de lado en la iglesia actual. Pensamos que los negocios y la fe son dos cosas diferentes, pero en la mente del apóstol, siempre será mejor tener negocios con quien tenga los mismos ideales que tenerlos con los inconversos. El problema se agrava cuando cristianos de manera ventajosa, sacan provecho de la fe, para defraudar a los que con ellos hacen negocios. Desde luego, los predicadores deben evitar de manera deliberada mercadear con los dones que recibieron como dádiva de parte del Padre, sacando ventaja de la buen fe de los hermanos.

3.-Poder decir con integridad que de nada, ni de nadie, nos hemos aprovechado. En tiempos de la iglesia apostólica sucedió que los esclavos sacaban provecho de la fe de sus amos, así como que muchos amos cristianos sacaban provecho de la fe de sus esclavos. En ninguna circunstancia el creyente debe ser ventajoso, tratando de obtener ganancias injustas.



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