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El apóstol Pablo ausente del lugar donde se encontraba la iglesia, pero enterado en todo de su actual condición, recalca que de nuevo tiene que recordarles las palabras que ya les había dicho a aquellos que estaban viviendo desordenadamente y que estaban mostrando con su mal testimonio un rechazo al evangelio puro y santo que el apóstol les había transmitido. Es notorio que versículos atrás en 2 Co 12:20, el apóstol deja ver aquellas actitudes que no eran dignas de un cristiano redimido como las contiendas, envidias, iras, divisiones, soberbias, desórdenes y casos de impureza sexual.
El apóstol Pablo sabe bien que en la iglesia de Corinto aún existen personas que no han tenido un arrepentimiento genuino y que sus actos en lugar de honrar el sacrificio de Cristo, lo tiene en poco porque sus vidas no muestran un agradecimiento por el perdón de sus pecados sino un deseo por seguir practicando el pecado sin importarles las consecuencias que puedan venir.
“que si voy otra vez, no seré indulgente;” El apóstol Pablo deja en claro que al ir a visitarles tomaría una postura de no ser indulgente. Antes de seguir con el comentario de por qué el apóstol dice esto, es necesario analizar la raíz griega de la palabra indulgente y como el diccionario de la lengua española la explica.
El diccionario Strong describe a Indulgente: (φείδομαι - feídomai) como ser cauteloso (subjetivamente) abstenerse (objetivamente), tratar con lenidad: perdonar, escatimar, evitar, dejar.
Según el diccionario de la RAE (Real Academia Española) se describe a indulgente como inclinado a perdonar y disimular los yerros o a conceder gracias. Tratar con lenidad, es decir blandura en exigir el cumplimiento de los deberes o en castigar las faltas.
Se concluye que ser indulgente era mostrar una actitud inclinada a perdonar y disimular en castigar las faltas, es decir no mostrar una cara de juicio inminente.
Pero volviendo al texto bíblico el apóstol Pablo dice claramente “No seré indulgente”, esto denota que el apóstol estaba cansado de que algunos de los creyentes de la iglesia en Corinto siguieran con actitudes desaprobadas por nuestro Señor Jesucristo y del santo evangelio. Si bien es cierto que la gracia de Dios siempre está presente, estos casos que se estaban presentando en la iglesia eran una falta muy grave delante de Dios, ya que como lo cita Hebreos 10: 26-31 estaban pecando por voluntad propia y teniendo en poco la sangre preciosa del Señor Jesucristo. Por obvias razones el apóstol Pablo dice que tiene que aplicar mano dura frente a estos malos hermanos que insisten en pecar. La tolerancia había llegado a un punto final en donde el apóstol tiene ahora que tratar por definitiva estos casos en la iglesia y dejar en claro que, si queremos ser fieles a Dios, empecemos por valorar el sacrificio perfecto del Calvario.
No podemos hacer caso omiso a lo que nuestro Salvador ha dejado por instrucción en su palabra, sus apóstoles cuidaron a detalle señalar que la conducta cristiana debe ser honrosa y debe glorificar a Dios en todo. La gracia de Dios que viene a través de Jesucristo y que actúa en nosotros por medio de su Espíritu Santo no debe ser tenida en poco, ya que debemos cuidar que nuestra vida en todo momento muestre lo que el apóstol Pablo cita en Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”