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La oración del apóstol Pablo por la iglesia es digna de reconocer, siendo el padre espiritual de esta iglesia, quiere ante todo animarles a que no hagan lo malo, que cuiden su vida espiritual para no deshonrar al Señor Todopoderoso y que se abstengan de los deseos carnales y mundanos. El apóstol muestra un corazón de pastor que vela por sus ovejas, deja a un lado su imagen, su reputación, con tal de que ellos sean aprobados delante de Dios. A Pablo no le importaba la opinión que hubiera sobre él sino que la conducta de los Corintios fuera firme y recta honrando a Cristo. Y su oración no era para pasar la prueba delante de ellos sino que ellos aprendieran a hacer lo bueno.
El ejemplo de Pablo se puede comparar con el de Esteban respecto a dar una imagen de fracasado pero que al final trae consigo gloria al cielo. (Hechos 7:58-60, 8:1-2) en su final ante muchos, pudo haber reflejado un fracaso en su predicación. Pero esto no fue así, sino que como el primer mártir de la fe defendió ante sus agresores lo que él representaba, como hijo de Dios se entregó hasta el final orando por sus adversarios y teniendo la dicha de ver los cielos abiertos y al Hijo de Dios sentado a la diestra del Padre. En esta misma escena se encuentra a Saulo, luego llamado Pablo, que de alguna manera fue impactado para pronto encontrarse con nuestro Señor Jesucristo.
