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El trabajo del apóstol no podía negarse debido al poder que en presencia de la iglesia se había manifestado, con respaldo del Espíritu Santo, mientras predicaba el evangelio. Los corintios, a pesar de haber visto el poder y las manifestaciones del Espíritu Santo durante la ministración de Pablo, no reconocieron la labor que el apóstol desarrolló entre ellos, sino que permitieron que quedara en el olvido debido a las nuevas enseñanzas expuestas por aquellos que pretendían ocupar un lugar de apóstol. (11: 20).
las señales y milagros todavía deben ser manifestadas como respaldo a la predicación del evangelio. Las señales que se registran en varios evangelios, pero específicamente en Marcos 16:17,18, son vigentes hoy día para que se realicen a través de hombres y mujeres de fe. Echar fuera demonios, hablar nuevas lenguas, tomar serpientes en las manos, beber cosas mortíferas sin que hagan daño y sobre todo, poner las manos sobre los enfermos, son vistas con regularidad en todas las congregaciones pentecostales del mundo, así como fueron experimentadas en la iglesia primitiva (con excepción de las bebidas mortíferas). Si no se observan en alguna parte, no es por incumplimiento de parte del Señor.
