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Esta carta retoma los aspectos demandados en la anterior sobre conductas inmorales y en este versículo les recalca los aspectos que ya se habían expresado. Pablo escribió sobre cuidarse y apartarse de toda inmoralidad sexual (1Co 6:18). En la misma carta escribe que los creyentes no se relacionaran con nadie que, llamándose hermano, fuera inmoral (1 Co 5:11). Todo aviso expuesto anteriormente pudo haber sido pasado por alto o simplemente llevado a cabo por un corto período y entonces el apóstol se ve en la necesidad de recordar el tema.
De nuevo expresa su temor de encontrar una iglesia que lo hiciera lamentarse por los pecados de los que no habían querido arrepentirse. Pablo sabía de las irregularidades que existían, pero esperaba no tener la necesidad de toparse con ellas en su visita. Esperaba que con su carta, los que se hallaban en esas faltas, pudieran arrepentirse.
es increíble la cantidad de veces que el ser humano cae en el mismo error, a pesar de haber sido reprendido por la misma falta. No era la excepción la iglesia de Corinto, pero esto solo dejaba ver la falta de madurez y la necesidad de edificación que había en ellos. Para el creyente maduro es de vital importancia meditar en sus errores y procurar no caer en el mismo pecado, sino vivir todos los días en el proceso de santificación, procurando ser santos, así como nuestro Dios lo es, y cumpliendo con la petición de santidad que Él tiene al respecto (1Pedro 1:16).
