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El apóstol Pablo marca un paradigma (modelo) “entre tanto que habitamos en el cuerpo”, el verbo usado proviene de la raíz gr. “endëmos” verbo que pocas veces aparece en el N.T. el cual hace referencia a: “uno entre su propio pueblo”. Si interpretamos este verbo de la manera apropiada, podemos notar la bofetada que da el predicador a los corintios. Quizá otros escritores o escritos Bíblicos lo habrían puesto de distintas maneras por ejemplo: “no os conforméis a este siglo”, “conviértanse ellos a ti, mas tú no te conviertas a ellos”; pero, el apóstol hace énfasis en ser un ciudadano diferente en la población en donde se está viviendo. Termina su exhortación para que percibieran con más entendimiento, que un motivo básico para permanecer fieles en este estilo de vida, es que todos nos encontraremos un día “presentes al Señor”.
Como cristianos debemos considerar la importancia de nuestra continua permanencia delante del Señor. ¿Podremos expresarnos como Elías… “Vive Jehová en cuya presencia estoy”? Eso lleva a considerar el tiempo que pasamos delante de Él con el debido entendimiento. Muchas veces, nos presentamos delante de Él, cansados, fastidiados y sin mucho ánimo. Por seguro que el Señor comprende esa actitud y allí es cuando su Espíritu nos revitaliza y alienta con su presencia muy real. Es algo que se experimenta cuando llegamos al Templo en un culto de media semana, “trabajados y cansados”, pero en unos cuantos minutos su Espíritu todo lo cambia.