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Son determinantes las palabras que el apóstol Pablo expresa a los corintios, instándolos a autoevaluarse, a reflexionar en su condición delante de Dios, en cómo su manera de vivir se estaba conduciendo y que si realmente se mantenían en la fe de Jesucristo. Era muy importante para el apóstol hacerles este examen, que ellos mismos definieran si todavía estaban confiando en Cristo o de plano su fe ya no era verdadera, sino que se encontraban en un estado de alejamiento o enfriamiento. Es difícil para cada uno probarse a sí mismo, ya que cada uno pensaría que está haciendo las cosas correctamente, pero el apóstol Pablo los lleva a un grado en el que ya no se conocían a sí mismos, es decir, que Cristo ya no estaba como una prioridad en sus vidas. Y habían dejado de creer en El cómo la verdad, dando como resultado que su vida estaba reprobada.
El apóstol Pablo sin duda alguna los confronta al decirles que examinen ahora su vida, que se den cuenta que él es un verdadero apóstol de Jesucristo que ha pasado el examen de la fe, que su autoevaluación ha sido aprobada por Dios, que su respaldo sigue con él. Que su apostolado no debía ponerse en duda, ya que la comunidad cristiana que ahora estaba en Corinto comenzó bajo su influencia y él como su padre espiritual tenía la responsabilidad de exhortarles. Si alguna minoría estaba en contra de sus enseñanzas, entonces el apóstol tenía que hacerlo ver al resto de la iglesia.
Qué tan importante es que como cristianos día a día nos autoevaluemos para no caer en descrédito delante del Padre. Qué los exámenes que la vida nos proponga los aprobemos con éxito, por nuestro pleno descanso en el Señor Jesucristo. Además, debemos enseñar que a nuestros líderes se les valore y respete debidamente por la posición que el Señor les ha otorgado.
