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En esta cita, “no conoció pecado”, la palabra pecado no es un complemento directo del verbo, sino que aquí es un sustantivo: Él fue hecho pecado. Es decir, Jesús no fue una ofrenda por el pecado, sino el que llevó el pecado (vicariamente) colectivo de todos los hombres del pasado, del presente y del futuro. Se expresa en singular, no en plural: “el pecado”, tal y como lo mencionó Juan el Bautista al presentar a Jesús: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29)
“para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” Aquí no se refiere a la justicia legal, sino a la que conocen los hijos de Dios como nuevas criaturas, es decir, a su carácter y condición moral que se basa en su fe en Cristo y proviene de ella (Fil 3:9) (B.Est.Pent. pág. 1652). Es decir, no meramente justos, sino la justicia misma. Así como nuestro pecado fue traspasado a Él, así la justicia de Él a nosotros. El inocente fue castigado como culpable para que el culpable fuese recompensado gratuitamente como si fuera inocente. (Comentario Exegético de la Biblia, pág 420).
El Apóstol Pedro complementa al Apóstol Pablo, afirmando: “…quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia…” 1 Pedro 2:4