Pablo probablemente tenía en mente la relación padre-hijos e hijos-padre. Habría sumisión de parte de los hijos, y un liderazgo serio y cuidadoso de parte del padre. No se puede gobernar únicamente con el corazón, se debe hacerlo en justicia, siguiendo los lineamientos divinos. La primera congregación que se le confía a un siervo es su familia, allí se ejerce liderazgo que se ejerce después en una congregación. Aquellos que son capaces de sujetar y disciplinar a los hijos en casa, bien podrán disciplinar y corregir en amor a los miembros de la congregación. Así mismo el hombre que es capaz de mantener un matrimonio estable e íntegro, será capaz de formar una generación de “hijos espirituales” con altos valores morales, fundamentados en la palabra de Dios.