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El apóstol Pablo le escribe al pastor Timoteo como si fuera un hijo al que aconseja dentro de su labor pastoral. El lugar donde Timoteo se encontraba ministrando era de cultura griega, si bien eran influenciados por los escritos platónicos que impulsaban el respeto y la honra para los ancianos, también es cierto que era necesario enseñar ciertos principios en las iglesias nacientes. La palabra que utiliza Pablo para anciano es presbuteros= “presbítero”; si bien, esta palabra puede utilizarse para definir un rango de autoridad, también es utilizada para una persona de edad avanzada y por el contexto parece ser la segunda opción. Una transliteración de “reprendas” sería “golpear con palabras”. El consejo de Pablo lleva la idea de que un ministro tenga sumo cuidado al amonestar a un anciano de la iglesia, lo cual debe ser de manera respetuosa como si fuera su propio padre.
Además, a las personas jóvenes, debería amonestarles como si fueran sus hermanos. En repetidas ocasiones, las personas que son amonestadas dentro de la iglesia sufren un daño irreparable, no porque no sean conscientes de lo mal que actuaron, sino por la dureza de la reprensión. Timoteo debe poner en práctica su templanza y no sobrepasar los límites de sus palabras hacia los ancianos, pero también hacia los jóvenes, pues a todos debe tratar con amor fraternal.
Las relaciones son importantes, muchas de ellas son dañadas por falta de sabiduría al momento de una reprensión, en la cual la ausencia total de tacto produce roturas en el cuerpo de Cristo que pudieron ser evitadas. Se debe recordar la indicación de Proverbios 9:8,9 : “No reprendas al escarnecedor(burlador) para que no te aborrezca, corrige al sabio y te amará. Da al sabio y será más sabio; enseña al justo y aumentará su saber”