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Un buen ministro de Jesucristo, 1 Timoteo 4:6-16

4:6-10 “Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos. Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen”.


Si esto enseñas a los hermanos, Pablo expresa su amabilidad al animar a Timoteo, su amado hijo en la fe, a corregir a los miembros de la iglesia, advertirles del peligro venidero y establecer un firme fundamento.

Para ser un buen maestro, Timoteo necesitaba estar nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que ha seguido. El término nutrido proviene del griego entrefomenos, que denota estar lleno, abundante. Para ser un buen siervo de Jesucristo hay que estar rebosante de la Palabra de Dios, que contiene las palabras de la fe y de la buena doctrina. Solamente así se podrá cumplir con los tres mandamientos: Leer, exhortar y enseñar.

Si Timoteo se ocupaba en nutrirse de la Palabra de Dios, no tendría tiempo para las fábulas profanas y de viejas. La palabra “fábula” en griego es mythos, de donde deriva el término mitología, y se utiliza para denotar falsedad y pretensiones a fin de engañar a otros. Pablo aplica esta palabra a los errores gnósticos, a las fábulas judaicas y profanas y de las genealogías (1 Ti 1:4; 4:7; 2 Ti 4:4 y Tito 1:14). Fábula sería lo contrario a verdad. La mitología atribuye a los dioses características pecaminosas y groseras. De allí que Timoteo debe desechar narraciones mentirosas y ficticias. Y si bien éstas pueden contener alguna enseñanza moral, traen consigo enseñanzas erróneas en cuanto a lo que es verdad y es bueno. Timoteo tenía sangre griega, y seguramente conocía mucho de la mitología, pero debía desecharla y continuar nutriéndose con la Palabra de Dios.

Cuando Pablo escribe de viejas, es una expresión sarcástica que se usa a menudo en polémicas filosóficas, para resaltar la posición de un oponente a las historias, que, en aquella cultura, relataban las mujeres ancianas.

Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. Es con las grandes verdades centrales con lo que se debe alimentar la mente y nutrir la fe. Se le dice a Timoteo que de la misma manera que un atleta entrena su cuerpo, así debe el cristiano entrenar su alma. No es que sea despreciable la buena forma física. La fe cristiana cree que el cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Pero Pablo tenía ciertas cosas en mente:
• Primera, que en el mundo antiguo, con influencia griega, los gimnasios tenían sus peligros. Todos los pueblos tenían su gimnasio; para los jóvenes entre los 16 y los 18 años de edad, la gimnasia era una de las partes más importante de su educación. Pero el mundo antiguo estaba invadido por la homosexualidad, y los gimnasios eran notorios como semilleros de ese pecado particular.
• Segunda, Pablo propone un sentido de proporción. El entrenamiento físico es bueno, y hasta esencial; pero tiene una utilidad limitada. No desarrolla más que una parte de la persona; y produce unos resultados que solamente duran cierto tiempo, porque el cuerpo es pasajero.
• El entrenamiento en la piedad desarrolla la personalidad total, en cuerpo, mente y espíritu, y sus resultados afectan no solamente en el tiempo sino también en la eternidad.

Nota Doctrinal

La piedad es un término de amplio significado, como un prisma que tiene varias facetas. La piedad es una vivencia (1 Timoteo 2:2); es algo que se profesa (1 Timoteo 2:10); es Dios manifestado en Jesucristo (1 Timoteo 3:16); es algo en lo cual un cristiano debe ejercitarse (1 Timoteo 4:7); y es algo sumamente provechoso (1 Timoteo 4:8). Piedad es la inclinación al bien, a todo lo que Dios representa, y en esa inclinación el joven pastor debía ejercitarse. El padre de Timoteo era griego, el Apóstol considera que estaba familiarizado con las costumbres deportivas griegas, que los llevaba a competir en deportes, en pruebas de “pista y campo”, tales como las carreras en los estadios, la lucha greco-romana, el box, los saltos y otras disciplinas más, que les motivaron a organizar los famosos “juegos olímpicos” que hoy en día se siguen efectuando cada 4 años, “los juegos ístmicos” y otros menos famosos.

Actividades a las que dedicaban mucho tiempo los griegos, y por ende un joven como Timoteo, por ello, Pablo le pide que sus ejercicios estén relacionados con la inclinación a Dios y a su voluntad. En otras palabras, le dice: Haz gimnasia espiritual, desarrolla los músculos de tu espíritu, sé fuerte en Dios. Pablo compara algo bueno, el ejercicio corporal, con algo aún mejor, el ejercicio espiritual. Pablo usa la analogía del entrenamiento físico, instando a Timoteo a entrenarse para la piedad de la misma manera que los atletas disciplinados se entrenan para la competencia. Los atletas deben superar barreras físicas, y deben mostrar determinación y férrea disciplina. Es un magnífico ejemplo, digno de llevar al terreno espiritual.

Palabra fiel es ésta, y digna de ser recibida por todos, una vez más, Pablo usa esta frase como una llamada de atención para introducir un importante mensaje sobre la persona de Dios. Los apóstoles trabajaron mucho y se expusieron a sufrimientos, infamias, deshonras y peligros.

Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen”. Hombres notables que pudieron haber sobresalido en otras áreas de la vida, se dedicaron a tan difícil tarea: Anunciar que Jesús es el Salvador de todos los hombres, quien pagó el rescate por todos (1 Ti 2:6).

Nota Doctrinal

Dios es el Salvador de todos porque ofrece salvación y salva a todos los que se allegan a Él. La declaración habla de la universalidad del evangelio, sin dar por eso pie al Universalismo (doctrina que enseña que finalmente Dios perdonará a todos)

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