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El Apóstol pasa ahora a explicar una condición presente en todo aquel que ha nacido de nuevo, pues quien aún no ha venido a Cristo no tiene dentro de sí al Espíritu Santo, quien desde el corazón reprende al cristiano para indicarle alguna falta de amor en él o ella.
El comentario en la Biblia de Estudio Ryrie (Pg 1280) dice sobre el v.20: “Podemos ser demasiado laxos (suaves) al examinar nuestra vida, pero también podemos ser demasiado estrictos; por eso, la palabra de consuelo de Juan es: el Dios infinito en conocimiento es también el Dios infinito en amor”.
Aquí es donde entra la dirección del Espíritu Santo (Rom 8:14). El Espíritu Santo es quien indica al cristiano la manera de administrar su propia vida y también el uso de su tiempo, dinero, esfuerzo y atención en beneficio de los demás.
No obstante, cuando el hijo de Dios comienza a hacer su propia voluntad y a escaparse del amor de Dios, el Espíritu Santo le reprenderá y le dirigirá por el camino del amor: «Él sabe todas las cosas».
22 y cualquiera cosa que pidiéramos la recibiremos de Él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de Él.
Es siempre necesario tener presente que las peticiones del cristiano delante del Señor son única y exclusivamente para hacer la voluntad de Dios en la tierra. Muy diferente a los deseos caprichosos de los impíos, quienes piden para gastar en sus deleites (Stg 4:3).