LBC Menú
Capítulos:
Este es uno de los grandes pasajes de Juan. Dios es amor (vv.8,16). El amor es su cualidad suprema. Dios sólo puede ser conocido de verdad por quienes viven en amor (v.16). Con todo, no podríamos saber como amarle, ni ser capaces de amarle, si Él no nos hubiese amado primero (v.19). Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado, ha madurado, en nosotros (vv. 12,17) (B. Ryrie Pg.1281).
Ya para este momento es la tercera vez que el apóstol Juan presenta el amor como un estandarte del cristiano ante las pruebas que se pueden vivir en el mundo (véase 2:7-11; 3:10-18). La exhortación a sus “Amados” es que, como seguidores de Jesucristo, la característica fundamental debe ser “amémonos unos a otros”. Si bien es cierto que para muchas personas del mundo el amor es algo que se relaciona inmediatamente con un sentimiento; para los cristianos representa una práctica constante en su vida diaria a tal grado de convertirse en un todo para reflejar a nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
A lo que el apóstol Juan refiere “porque el amor es de Dios”, detonando que como creyentes debemos valorar que de tal manera nos amó Dios Padre que entregó a sacrificio a su Hijo Jesucristo en rescate por nosotros (Jn. 3:16). Ya que el amor que describe el apóstol Juan no es un logro humano sino más bien un don divino. En este sentido, se demuestra que “Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios”, poniendo de manifiesto que la naturaleza del verdadero cristiano radica en que valora el sacrificio perfecto mostrado en la cruz del Calvario., representado a través de actitudes y acciones llenas de amor como las que mostró nuestro Señor Jesucristo para ejemplo de todos aquellos que vengan a Él.