1 Juan 4:17-18 “En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como Él es, así somos nosotros en este mundo. 18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.”

A todo lo dicho sobre el amor, el Apóstol hace un agregado escatológico muy importante para cada seguidor de Jesús: “para que tengamos confianza en el día del juicio”. Es importante recalcar que este juicio es solamente para los cristianos, la Biblia lo llama el Tribunal de Cristo. (2 Cor 5:10). No se está refiriendo al “día del juicio” que la gente menciona y que tanto temen. A ese, la Biblia le llama en Apocalipsis 20:11-13, “el juicio del gran trono blanco” que incluye a los perdidos de todas las épocas y es al que sí se le debe tener temor.
Por lo tanto, se debe recalcar:

• El creyente que ha practicado el amor durante su vida terrenal no tendrá temor en el retorno de Cristo, “cuando se manifieste”, (parusía) dice el Apóstol en 1 Juan 2:28, agregando “para que en su venida no nos alejemos de Él avergonzados”.
• Pero también el creyente fiel podrá llegar al tribunal de Cristo (2 Cor 5:10) sin temor alguno, pues será un estrado de premiación y no de castigo. Tal confianza no es presunción, porque como Él es, así somos nosotros en este mundo. Somos como Él en el amor.

El amor nos apremia a buscar a los demás, el temor nos hace alejarnos de los demás. El temor trae su propio castigo al que no ha perfeccionado (completado) su amor.