LBC Menú
Capítulos:
El apóstol Juan concluye con su tesis sobre el verdadero amor que proviene de nuestro amado Dios, diciendo que todos los fieles que han venido a un conocimiento pleno del Señor aman a Dios no por iniciativa propia, sino que “nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero”. Este amor de Dios fue misericordioso, gratuito y de trascendencia, ya que por medio de Cristo alcanzamos promesas que estaban alejadas debido a nuestra vieja naturaleza.
Sin embargo, esto conlleva una gran responsabilidad a partir de que empezamos a crecer en la fe y en el verdadero amor de Dios. Ya que si el creyente dice “Yo amo a Dios, y sin embargo aborrece a su hermano”, nos volvemos mentirosos, cayendo de nuevo en la vieja naturaleza pecaminosa (Efesios 4:22-32). Es aquí en donde el apóstol Juan aplica el criterio determinante para el cristiano que anhela amar a Dios sobre todas las cosas y que es precisamente, si “no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”; El Señor Jesús aún abrió más los brazos de misericordia y al mismo tiempo de responsabilidad:“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22:39). Esa es la correcta actitud que debe poseer el cristiano que desea honrar a Dios.
Pretender amar a Dios sin amar a su hermano es engañarse a uno mismo. El que afirme que ama a Dios pero que en nada desea amar a su prójimo está trayendo condenación a su vida porque no está cumpliendo la naturaleza de un hijo de Dios que ha sido transformado por la obra del Espíritu Santo. Cabe mencionar que en repetidas ocasiones nuestro Señor Jesucristo exhortó a aquellos fariseos que presumían de estar bien con el Padre celestial pero sus actos y obras lo negaban claramente. Es aquí donde aprovecha el apóstol Juan para recordar a nuestro Señor Jesucristo dando un mandamiento firme para la vida de los primeros cristianos y que ha trascendido hasta nuestros tiempos al decirnos “El que ama a Dios, ame también a su hermano”, tan simple como obedecer esto, para alcanzar la bendición del cielo que es dada a todos aquellos que permanecen en fidelidad a su Palabra.