LBC Menú

Capítulos:

Versículos:

Versículos:

Versículos:



Mateo

Marcos

Lucas

Juan

Hechos

Romanos

1 Corintios

2 Corintios

Galátas

Efesios

Filipenses

Colosenses

1Tesalonicenses

2Tesalonicenses

1Timoteo

2Timoteo

Tito

Filemon

Hebreos

Santiago

1Pedro

2Pedro

1Juan

2Juan

3Juan

Judas

Apocalípsis

1 Juan 4:19-21 “Nosotros le amamos a Él, porque él nos amó primero. 20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 21 Y nosotros tenemos este mandamiento de Él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.”


El apóstol Juan concluye con su tesis sobre el verdadero amor que proviene de nuestro amado Dios, diciendo que todos los fieles que han venido a un conocimiento pleno del Señor aman a Dios no por iniciativa propia, sino que “nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero”. Este amor de Dios fue misericordioso, gratuito y de trascendencia, ya que por medio de Cristo alcanzamos promesas que estaban alejadas debido a nuestra vieja naturaleza.

Sin embargo, esto conlleva una gran responsabilidad a partir de que empezamos a crecer en la fe y en el verdadero amor de Dios. Ya que si el creyente dice “Yo amo a Dios, y sin embargo aborrece a su hermano”, nos volvemos mentirosos, cayendo de nuevo en la vieja naturaleza pecaminosa (Efesios 4:22-32). Es aquí en donde el apóstol Juan aplica el criterio determinante para el cristiano que anhela amar a Dios sobre todas las cosas y que es precisamente, si “no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”; El Señor Jesús aún abrió más los brazos de misericordia y al mismo tiempo de responsabilidad:“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22:39). Esa es la correcta actitud que debe poseer el cristiano que desea honrar a Dios.

Pretender amar a Dios sin amar a su hermano es engañarse a uno mismo. El que afirme que ama a Dios pero que en nada desea amar a su prójimo está trayendo condenación a su vida porque no está cumpliendo la naturaleza de un hijo de Dios que ha sido transformado por la obra del Espíritu Santo. Cabe mencionar que en repetidas ocasiones nuestro Señor Jesucristo exhortó a aquellos fariseos que presumían de estar bien con el Padre celestial pero sus actos y obras lo negaban claramente. Es aquí donde aprovecha el apóstol Juan para recordar a nuestro Señor Jesucristo dando un mandamiento firme para la vida de los primeros cristianos y que ha trascendido hasta nuestros tiempos al decirnos “El que ama a Dios, ame también a su hermano”, tan simple como obedecer esto, para alcanzar la bendición del cielo que es dada a todos aquellos que permanecen en fidelidad a su Palabra.


© 2022 La Biblia Continental. Todos los derechos reservados. Diseñado por Creating Destiny Graphics. Biblia Reina Valera 1960 y El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de American Bible Society, por lo cual se puede usar solamente bajo licencia.