1 Juan 4:8 “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.”

El apóstol Juan hace una sencilla declaración: “El que no ama”, que podría confundir a muchos y hacerles enojar ante tal atrevimiento, diciendo: —Cómo que no amamos, si en verdad lo hacemos. Esto porque la palabra usada aquí para “amor”, no es proveniente de la palabra “eros” que supone es amor pasional entre parejas, ni de “storge” que es el amor fraternal de admiración o cariño, al igual que tampoco el “filial” que es el amor de amistad o fraternidad entre familia. Sino que la palabra usada es derivada del griego “ágape”, el cual es el amor incondicional que acepta al otro tal y como es, que se relaciona con el amor de Dios o el amor a Dios. De allí es que, el apóstol Juan menciona que si la persona no ama verdaderamente, aun a los enemigos o a los que le hacen daño; entonces el creyente “no ha conocido a Dios”.

El vivir dentro del amor que Dios brinda al cristiano demuestra la nueva naturaleza que se posee, conociendo a Dios realmente, porque “Dios es amor”, y ese amor fluye en el cristiano. Conociendo a Dios aprendemos a amar, y es solo amando como aprendemos a conocer a Dios.