“porque tiempo me faltaría contando…”, y menciona unos cuantos nombres más: Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel; y en general, de los profetas. Luego menciona algunas de las acciones de fe que ellos hicieron. De ellos llama la atención Sansón, quien nadie esperaría ver en esta lista, pero es mencionado por su fe; fue un hombre que le creyó a Dios, y debido a esa fe, fue uno que volvió a confiar en Dios en los últimos días de su vida. La conquista de reinos no fue mediante las armas, sino mediante la fe, p. ej. Caleb, que a sus ochenta y cinco años venció a los gigantes y conquistó Hebrón (Jos 14:6-14); por la fe es como legítimamente se hace justicia y se alcanzan las promesas de Dios (Heb 6:12). Por la fe Daniel tapó la boca de los leones (Dn 6:22), por la fe Jonás evitó que el fuego de Dios cayera sobre Nínive (como había sido sobre Sodoma y Gomorra), y Moisés lo logró en Tabera (Núm 11:1-3); la fe de Abigail evitó el filo de espada (1 Sam 25:1-35).

La versión RV 1909 —dice en lugar de “sacaron fuerzas de debilidad”—, “convalecieron de enfermedades”, es decir, que fueron sanos mediante la fe (p.ej. el caso de Ezequías). Al escuchar la expresión “se hicieron fuertes en batallas” es fácil recordar a Gedeón, quien con hombres cansados y sin comer, derribó la torre de Penuel y mató a los varones de toda una ciudad (Jue 8:15-17).

Luego nos habla de las mujeres que recibieron a sus muertos mediante resurrección (p.ej. la sunamita de 2 R 4:8-37); y habla de otros quienes prefirieron morir como mártires.