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Capítulos:
Este capítulo es continuación del anterior, donde se ha presentado un muy buen argumento, de lo mucho mayor que es el sacerdocio de Cristo sobre el sacerdocio de Melquisedec.
A lo largo de este capítulo también se dará énfasis a la explicación de los tipos o figuras, referentes a Cristo, y la comprobación de lo dicho en profecías del Antiguo Testamento y la función que realiza este Sumo Sacerdote perfecto.
El lugar donde está Cristo no es un tema oscuro o sin resolver.
-El Salmo 110: 4 muestra desde el Antiguo Testamento, la voluntad del Padre: “Jehová dijo a mi Señor (Jesús) siéntate a mi diestra”
-Hech 7: 34, comienza la lista en el NT señalando que “Esteban lleno del Espíritu Santo… vio a Jesús que estaba a la diestra de Dios”.
-Pablo en la carta a los Romanos (8:34) asegura que Cristo está a la diestra del Padre intercediendo por nosotros.
-La Carta a los Efesios (1:20) también habla de que Jesús fue resucitado y está sentado a la diestra del Padre en los lugares celestiales.
-Col 3:1 invita a buscar las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
-Heb 1:3; 8:1 y 12:2 mencionan que el Hijo “se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”
Cristo ministro (leitourgós) del santuario, servidor del templo o del evangelio, adorador de Dios y benefactor del hombre. Cristo, espiritualmente, no es sólo designado un sumo sacerdote para los sacrificios sino también un ministro para el cuidado de todo el santuario y el tabernáculo en general.
“del santuario” (hagion) que se componía del “lugar santo” en donde entraban los sacerdotes y “el lugar santísimo”, la parte más sagrada del tabernáculo, en donde únicamente el Sumo Sacerdote podía entrar una sola vez al año y bajo los lineamientos mosaicos y la debida purificación. Al expirar Cristo, el evangelista Mateo, narra que, “ el velo del templo se rasgó en dos” (Mt 27: 51), significando que se instauró un camino abierto a la presencia de Dios, “por donde entró Jesús”. El velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo obstruía el camino a la presencia de Dios. Éxodo 26: 33 declara: “aquel velo os hará separación entre el lugar y el santísimo”. Mediante la muerte de Cristo, fue quitado el velo y se abrió el camino al Lugar Santísimo.
Y concluye el escritor: “y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre”.