Este versículo es clave para comprender como la muerte de Cristo es retroactiva para la salvación de aquellos que murieron bajo el primer pacto, patriarcas, profetas, sacerdotes y todas aquellas generaciones que precedieron a Cristo.

Jesús ejemplificó por medio de la narración del rico y Lázaro (Lc 16:19-31), que antes de la redención por la muerte de Él, había un lugar llamado seno de Abraham (paraíso) en el cual moraban las personas buenas y el hades (tormento) lugar preparado para los injustos. Una gran sima los separaba de manera que ninguno podía ir de un lugar a otro. Cuando Jesús murió el fue a las profundidades de la tierra como lo dice el apóstol Pablo en Efesios 4:9 “Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?”

Esos lugares se cree que se encontraban en las profundidades de la tierra y hasta el seno de Abraham, fue Jesús a predicarles a todos aquellos que habían muerto en el primer pacto para hacerlos partícipes de la vida eterna.