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Y aun, afirmando la palabra de Dios que Jesucristo es el mismo, se han levantado doctrinas diversas desvirtuando el poder de Dios. Son doctrinas extrañas porque no pertenecen al santo evangelio, le son ajenas, no son el pensamiento de Dios, sino torceduras, doctrinas que producen incredulidad antes que fe en las promesas de Dios. Dice que el cristiano no se deje llevar por esas doctrinas, porque su corriente es fuerte, son doctrinas populares, y el mundo las aplaude, pero no son de Dios.
Y ante esto, resta al cristiano afirmarse en la gracia, es decir, establecerse en la humildad que consiste en someterse a la llana y literal palabra de Dios. no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas”.
el escritor hace alusión a las regulaciones de la ley mosaica, que incluían muchas áreas, entre ellas la alimentación (Levítico Cap.11). Los judíos fueron desde un principio muy obedientes a las ordenanzas sobre lo que podían comer y lo que no (Hechos 10:10-16 menciona el ejemplar caso de Pedro); también sobre las personas con quienes podían comer al mismo tiempo, que regularmente eran solo hebreos. Parece ser que los judíos cristianos, que ya habían renunciado a las formas de culto practicadas durante su vida previa, todavía conservaban las regulaciones en cuanto “a las viandas”. Tenían que entender que esas leyes ya habían sido abrogadas. (Hch 10:9-16; Ro 14: 17; 1 Co 8:8; 1 Ti 4:1-5).
Como se sabe, los judíos actuales llaman a “sus viandas” comida kosher, que especifica tipo de alimentos que se ingieren y cómo se preparan. Y desde luego con quienes y en que tiempos. Al rechazar a Cristo, se han aferrado a sus tradiciones por dos mil años más.