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Desde el versículo siete del capítulo anterior, (3:7) el escritor de la Epístola a los Hebreos ha presentado al Hijo de Dios como superior a Moisés y en este capítulo lo hace con Josué, presentando argumentos que hacen reflexionar al lector, sobre evitar la duda y la desobediencia.
La palabra “reposo” aparece 8 veces en esta sección (Heb 4:1-13). Las dos interrogantes inmediatas son: ¿Qué significa reposo?, ¿Se refiere a una experiencia actual o futura? Descanso o reposo, según el diccionario, es la “cesación o pausa en el trabajo o en alguna actividad”; pero comentando el término bíblicamente hay divergencia de opiniones.
1.- Algunos emplean la expresión para describir la vida cristiana en general, pues de hecho esta vida pudiera muy bien considerarse como el cumplimiento de la preciosa promesa que brotó de los labios de Cristo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mt 11:28-30).1
2.- Otros comentaristas, emplean la expresión para describir una experiencia que alcanzan algunos cristianos con su entrega completa a la voluntad de Cristo y a la dependencia constante del poder del Señor, entrando en un estado de “paz y reposo perfectos”. Es un equivalente de otra expresión conocida: “El reposo de la fe”.
3.- La tercera posibilidad, es una invitación a luchar por permanecer en la fe (4:1-13), a no ceder, a no aceptar la derrota. Se observa el ejemplo del pueblo de Israel, que, aunque eran el pueblo escogido contando con la promesa divina de entrar a la tierra prometida no lo lograron.
Así como la invitación que se le hizo a la iglesia primitiva de mantener su fe firme en Cristo, de no volver al judaísmo y de no introducir “prácticas judaizantes” a las iglesias nacientes; así se les hace la misma invitación a las iglesias de hoy para no introducir “esas prácticas” que tienen muchas caras, pues incluyen muchas situaciones que enojan a Dios. Salir de la esclavitud del pecado no garantiza llegar a la vida eterna, si en el camino se pierde el rumbo.
1José Guadalupe Reyes, FE SUPERIOR, p.26