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El argumento de la superioridad de Cristo sobre el orden de Leví, está llegando a la conclusión. No olvidar que el escritor en principio está dirigiéndose a creyentes hebreos que podían esta comparando lo que habían dejado como practicantes de la ley de Moisés y su cúmulo de sacrificios y ritos. Por eso, insiste, amados hermanos: tal sumo sacerdote nos convenía
Y hace una lista de sus atributos incomparables:
-santo (separado para el servicio a Dios),
-inocente (que no ha cometido pecado y no merece castigo),
-sin mancha (nada se le podría señalar)
-apartado de los pecadores
-hecho más sublime que los cielos .
El sacerdocio del orden de Leví necesitaba un riguroso ritual de purificación para poder ponerse sus vestiduras, para entrar al tabernáculo, y no morir en el intento, además de requerir ofrecer sacrificios por sí mismos ya que no eran perfectos, además de ser humanos que podían pecar en cualquier momento.
Cristo por su parte, es perfecto, sin pecado, sin mancha, sin delitos que perseguir, Él es el único sacrificio perfecto que pudo ofrecerse por toda persona, de todos los tiempos, de todos los lugares y por todos sus pecados. esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
Por la forma en que la ley del Antiguo Testamento estaba hecha daba acceso a que el sumo sacerdote fuera humano y débil. Pero aquí viene el último contraste: pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre”.
Nótese: después de la ley. David, el hombre según el corazón de Dios, en cuyo tiempo Dios hizo el juramento, vivió cerca de 500 años después de Moisés
En el sacrificio tenía que haber dos partes: el sacerdote y la ofrenda. El autor ha descrito en todo el capítulo la razón por la cual Cristo es el sacrificio perfecto, ahora, en el siguiente capitulo desglosará la razón por la cual Cristo también es la ofrenda perfecta.