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Nota importante: Todo fruticultor o agricultor que posee árboles frutales, sabe que los injertos se realizan cuando, por ejemplo, una rama de naranjo dulce se injerta en un tronco de naranjo agrio y el fruto que dan esas ramas injertadas, es el de buenas naranjas. Eso sería “por naturaleza”. Por el contrario, injertado “contra naturaleza” sería cuando una rama de naranjo agrio, se injertara en un tronco de naranjo dulce. Ese es el caso de los gentiles, cual “olivo silvestre” fueron injertados en el “buen olivo” que era Israel. (Esto habla de la cultura general que poseía Pablo).
Aunque es difícil que los judíos que han rechazado abiertamente al Señor Jesús y le han juzgado como un blasfemo por “creerse Hijo de Dios” sean salvos, Dios es poderoso para volverlos a injertar (en su propio olivo). Tal fue el caso del mismo Pablo, quien milagrosamente se convirtió a Cristo. Hoy en día, aunque sigue siendo difícil, como lo ha sido a través de la historia, que un judío se convierta, Dios sigue mostrando su gran poder para salvarles. Cuando el judío se convierte, dado que conoce el Antiguo Testamento, tiene el celo de Dios, puede ser más útil en su reino. Si el creyente gentil, por gracia es injertado en contra naturaleza, el creyente judío lo puede ser también, pues él pertenece a ese buen olivo.
Con todo esto, aún para el gran apóstol Pablo fue muy difícil alcanzar a los de su propia nación. Marcos, sobrino de Bernabé; Jesús, llamado Justo y Timoteo, de madre judía, fueron los únicos colaboradores judíos con Pablo (Col 4:10, 11; Hch 16:1).