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Deberes cristianos, 12:1-21

Romanos 12:19-21
“No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. 20Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”


La razón por la que el creyente no debe buscar venganza, es porque puede salir lastimado, porque al actuar por sí mismo lo hace con ira, entra el deseo de destruir al oponente, quien también es criatura de Dios y tal vez su hijo. Dios en su infinita misericordia hace justicia y juicio a todos los que padecen violencia.

El creyente desearía que de inmediato desaparecieran sus opresores, sin embargo, Dios tiene sus tiempos y no da más carga de la que se pueden llevar. “mía es la venganza, yo pagaré…” el apóstol está citando Deuteronomio 32:35, dentro del cántico de Moisés despidiéndose de su pueblo. La prerrogativa es de Dios, el creyente no debiera interferir en los juicios del Padre Celestial, debe confiar que si Dios lo hace será perfecto y en el tiempo correcto. 0Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. La Biblia NTV (nueva traducción viviente) ayuda a entender mejor esta última parte, ”amontonarás carbones encendidos de vergüenza sobre su cabeza”. Es sencillo corresponder a los que nos aman, pero darle de comer y de beber al enemigo, cuesta mucho, sin embargo el apóstol estaba poniendo como comúnmente se dice la cereza en el pastel, acerca de mostrar el amor filial, no solo a los creyentes y no creyentes; sino también a los enemigos.

En todo tiempo se levantan enemigos, y el creyente no está exento, por el contrario encontrará tropiezos que busquen alejarlo de Dios, haciéndole caer en la tentación de cobrar venganza.

Puede que sucedan dos cosas al ayudar a los enemigos:
a. Agradezcan y se conviertan en amigos.
Suele suceder que por mal entendidos la gente se aleja de la familia o de los que le rodean hasta llegar a ser enemigos. El actuar a favor del enemigo es más que bendecir al que le maldice, es más que no pagar mal por mal. Es acercarse y ofrecerles de lo que uno posee, es ofrecer en la mano alimento y bebida. Eliseo el profeta pidió al rey de Israel que diera pan y agua a sus enemigos, éste hizo una gran comida y alimentó al ejército contrarios, éstos volvieron a sus señores y nunca mas les hicieron guerra. (2 Reyes 6:20-23)

b. Ascuas de fuego se amontone sobre su cabeza.
El dar alimento y bebida al enemigo es un mandamiento antiguo, (Pr 25:21,22) que al recibir de mano de su enemigo, lo que tanto necesita, se le cae la cara de vergüenza, sentir punzadas de dolor en la cabeza al ver la bondad de su enemigo. “carbones encendidos de vergüenza sobre su cabeza”, como se citó antes.

Nota ética:

El verdadero creyente practica lo que dice la palabra de Dios, no porque tenga miedo a la ira de Dios, o por ser un ignorante. Lo hace porque en él mora el Espíritu Santo, quien le llena de amor y gozo para servir a su prójimo.

“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. Un consejo que los creyentes romanos debían tener muy en cuenta, en todo momento tener la armadura de Dios bien puesta (Ef 6:13-18), pues la lucha es constante, no contra carne y sangre, sino contra potestades de las tinieblas que se levantan en contra del creyente. La NTV pone la expresión invertida: “vence el mal haciendo el bien”

El Señor Jesús en la cruz del calvario dejo el mayor ejemplo de vencer el mal haciendo el bien. Cuando todos gritaban crucifícale, crucifícale, con mirada de amor dijo: “padre perdónalos, porque no saben lo que hacen”, y perdonó todo el pecado del mundo. El creyente jamás sufrirá tanto como Jesús.



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