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Tres tipos diferentes de pecados que afectan la vida del hombre; el primero embriaguez y gula, entran por la boca, pecados comunes desde el inicio de la humanidad, condenado por la Biblia (Ga 5:21; 1 Co 5:11).
Glotonería y borrachera van íntimamente relacionadas (Ex 32:6) la comida de carne iba acompañada de vino y las fiestas se prolongaban hasta altas horas de la noche. El proverbio 23:20, advierte de ni siquiera estar junto a esos practicantes. “ no estés con los bebedores de vino, ni con los comedores de carne; porque el bebedor y el comilón empobrecerán y el sueño hará vestir vestidos rotos”.
Lujurias y lascivias son pecados sexuales. El Diccionario de Teología de E. F. Harrison, define a la lascivia en dos matices: licenciosa y de desenfreno petulante. Sigue a la palabra lujuria, que significa inmoralidad sexual. En otras citas bíblicas se encuentra unida a la palabra fornicación, de la raíz griega porné de donde se deriva la palabra pornografía (2 Co 12:21; Ga 5:19). Estos descontroles sexuales se pueden manifestar en una horrible gama de desviaciones como son: adulterio, codicia, incesto, sensualidad, sodomía y promiscuidad sexual.
Contiendas y envidia son pecados del espíritu, se refieren al deseo obstinado de poseer a las personas o cosas y a una competencia o rivalidad por obtener las cosas. Esos sentimientos negativos han llevado a la humanidad a la violencia y a las guerras.
Vestíos del Señor Jesucristo, gloriosas palabras. Ponerse la vestidura de Cristo es dejar que el creyente sea moldeado y formado por el carácter y el ejemplo del Señor.
En todo momento la escatología estaba presente en los escritos de Pablo, cada persona debe de estar vestido para el gran día, imitando a Cristo, siendo como Cristo. Para el grandioso día en el que Cristo vuelva por su iglesia todo creyente debe de estar con la vestidura correcta.
de día las personas se visten de forma adecuada para las actividades que realizan: el bombero con uniforme, casco y botas; el agricultor con sombrero, camisa de manga larga y pantalón rudo; el salvavidas con ropa adecuada para nadar etc. etc. Así el creyente tiene que portar las vestiduras del nuevo hombre, conforme a Dios, viviendo en justicia y verdad. Siempre con la armadura puesta para vencer todos los embates del enemigo y cuando llegue una prueba, lucha o necesidad, preguntarse ¿Qué haría Jesús, en mi lugar? Y actuar en consecuencia. Martín Lutero llegó a decir: “Un cristiano que ha sido tentado vale más que mil que no lo han sido”.