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La palabra “criado” en este versículo se refiere a un criado doméstico. ¿Cómo se sentiría el dueño de una casa si sus invitados critican a sus servidores? Cristo es la cabeza de la casa de Dios y todos somos servidores suyos, por tanto, no podemos estar criticándonos unos a otros, pues al final compareceremos delante de Él.
Pablo nos dice que el juzgar a un criado doméstico le corresponde al dueño de la casa porque “para su propio señor está en pie”. No importa cuales sean nuestras faltas o la actitud de los demás hacía nosotros, queda en pie la verdad de que nuestro Señor tiene “poder para sostenernos” delante de él, nuestro único Juez.