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La elección de Israel Rom 9:1-29

Romanos 9:4
“que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas”


a. Dice primero que de los israelitas viene la adopción, queriendo decir con ello, que los israelitas fueron los primeros que Dios adoptó como sus hijos (Os 11:1; Éx 4:22). La idea de la adopción fue aplicada en primera instancia a Israel, aunque naturalmente, luego fuera en el sentido espiritual para todos aquellos que creyeran en Cristo. Israel es la sombra de lo real, de lo perenne y eterno circunscrito al evangelio. La vida de Israel contiene tipos relevantes y figuras, que se aplican a la iglesia hoy.

b. Habla también de la gloria. Lo cual se refiere principalmente a la gloria que presenció Israel en el monte Sinaí (Éx. 20:18; 24:16-17). También se refiere a la gloria que Dios mostró al término de la construcción del tabernáculo de reunión en el desierto (Éx. 40:34) y luego a su gloria en el templo de Salomón (2 Cro. 7:1-2) y a la gloria prometida respecto al segundo templo (Hag. 2:9). Se profetiza también por supuesto, de la gloria de Dios en Cristo, ya sea desde su advenimiento –en su primera venida– Is. 60:1) y hasta su plenitud en su reinado milenial (Hab. 2:14, Is. 11:1-9).

c. De Israel viene el pacto. Refiriéndose al pacto que Dios hizo primero con Abraham respecto a Cristo, que en Él serían benditas todas las naciones de la tierra (Gn 22:18; 26:4). Este pacto se extiende a los patriarcas (Ex 2:24). Luego Dios pactó con Israel (respecto a Canaán, Éx. 6:4 y respecto a la ley, Éx. 34:10). Todo lo que respecta a los pactos de Dios con Israel apunta a Cristo mismo, con quien nosotros hemos hecho un pacto eterno en su sangre (1 Cor 11:25; Heb 9:18; 12:24; 13:20).

d. La promulgación de la ley, la ley de Moisés, consistente en los diez mandamientos, escritos por el dedo de Dios en tablas de piedra (Éx. 24: 12; 31:18; Dt 4:13; 9:11; 2 Cor 3:3) y otras leyes diversas contenidas en el pentateuco y en otras porciones del Antiguo Testamento. Los judíos han tomado iniciativas para enumerar los mandamientos del Antiguo Testamento.

Nota histórica

el más famoso compendio es el llamado “Talmud” desarrollado en el siglo tercero d.C., consistente en 613 mandamientos. 365 negativos (es decir, lo que no se debe hacer) y 248 positivos (lo que se debe hacer). Los judíos los leen cada sábado en sus sinagogas, considerándolos de igual valor que el Pentateuco dado por Moisés; pues es un compendio de las interpretaciones rabínicas a través de los siglos, transmitidas en forma oral antes de Jesús; y en forma escrita, después de que el Templo de Jerusalén fue destruido por los romanos y comenzó la diáspora judía.

De todo lo mencionado en la ley de Dios en el A.T. los cristianos refrendamos lo ratificado por Cristo en el N.T., principalmente lo que respecta al concepto global de amar a Dios y al prójimo (Mt 22:35-40), sin embargo, la ley es cumplida por Cristo para ser instaurada como la ley del Espíritu, escrita, ya no en tablas de piedra, sino en el corazón humano (2 Cor 3:3). A esta ley también se le llama, “la ley de Cristo” (1 Cor 9:21; Gá 6:2). Dice Pablo, como un ayo que guió a Cristo (Gá 3:24), y como un niño que luego habría de crecer para ser heredero (Gá 4:1).

e.-Pablo también dice que el culto a Dios proviene de los judíos. Un culto hoy entre los cristianos consiste principalmente, en su forma más simple, en cánticos y exposición de la Palabra de Dios. La evidencia bíblica nos habla de esto mismo y de la preservación de este modelo en la iglesia primitiva (1 Cor 14:26, véase también 1 Cr 15:16, 23:4,5).

f. Finalmente se mencionan las promesas, pues todas las promesas pronunciadas por Dios y dirigidas primeramente a los oídos de los israelitas, nos pertenecen a nosotros, a los hijos de Dios, judíos o gentiles.



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