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Tercer caso: Pablo presenta a Dios como el conocedor de la historia del hombre caído (vrs 16-18). Ya se dijo en el versículo anterior que los caminos del hombre son “quebranto, desventura”. Ahora se agrega: “y sin paz”. El ser humano puede decir que está mejorando, superándose y progresando; pudiera ser, pero sus caminos son torcidos, viviendo en tinieblas.
Todo esto debido a que “no hay temor de Dios delante de sus ojos”. Ésta es la razón de la condición en la que se encuentra la humanidad: Dios no significa nada para ellos. Cuando el hombre fue creado tuvo la revelación de Dios (Ro 1:20) y le conoció, pero no quiso andar en sus sendas. Se alejó de él, se envaneció en su corazón y por consecuencia su entendimiento se encuentra en tinieblas hasta el día de hoy. Y desafortunadamente, cada día el hombre se aleja más y más de Dios, su Creador. Cada día tiene menos “temor de Dios”.
¿Qué es temer a Dios? William R. Newell expresa atinadamente: “Es tener un sentido apropiado de la majestad, santidad, justicia y bondad de Dios, de tal manera que nos haga completamente temerosos de ofenderle; porque cada uno de esos atributos de Dios es suficiente para suscitar en cada mente humana el debido temor”. Faltando este sano temor la vida gira sobre el eje desperdigado del egocentrismo, con desastrosos resultados para la vida moral, psicológica, social y física.