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Segundo caso: Dios habla como un médico. El doctor empieza a examinar al enfermo por la garganta y la lengua. Estos dos miembros del cuerpo demuestran qué tan grave puede ser una enfermedad. La Escritura dice: “del corazón salen los malos pensamientos, el asesinato, el adulterio, toda inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la calumnia. Esas cosas son las que contaminan. Comer sin lavarse las manos nunca los contaminará” (Mt 5:16-20). La boca que puede ser manantial de vida, según Proverbios 10:11: “Manantial de vida es la boca del justo” también puede segregar veneno y amargura. “Muerte, engaño, maldición y amargura es lo que existe en ese cuerpo”. Tan grave está, que hasta los pies son ligeros para cometer homicidios. Esos pies, que podrían andar humildemente por los caminos de Dios, corren apresurados para cometer asesinatos, que tan solo traen desventura y desgracia.