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Con un: “Así que” Pablo resume todo el capítulo 14 donde ha estado hablando sobre los débiles en la fe, para abordar ahora en esta sección, que la vida cristiana normal consiste en ayudar a edificar a otros.
William M. Greathouse en el comentario BEACON (pág. 282) menciona lo siguiente: “El apóstol todavía sigue pensando en las relaciones entre los débiles y los fuertes, excepto que ahora hace una nueva apelación a la unidad, basada en el ejemplo de Cristo.”
En Gálatas 6:2 Pablo expresa en apoyo a lo dicho en Romanos: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”. La paciencia, la indulgencia y no tan solo la tolerancia de los fuertes (hermanos robustos en la fe), deberá servir de ejemplo y apoyo para los débiles.
Samuel Pérez Millos en su comentario a Romanos (pág. 1032) añade: “Agradarse a uno mismo es vivir conforme a la carne, con lo que es imposible agradar a Dios (Ro 8:8). Pero, también es contrario a la vida conforme a Dios, el intentar agradar a los hombres, en el sentido de plegarse a sus intereses y deseos” (Gá 1:10, 1 Ts 2:4).
“los que somos fuertes”. Pablo se incluye en este pasaje entre los fuertes, y lejos de toda clase de egoísmo, anhela ayudar a otros aun a costa de su propia vida.
“lo que es bueno”, todo lo que va a edificar a mi hermano, todo lo que sea de provecho para la edificación y madurez de su vida espiritual. No lo que ponga tropiezo a mi hermano (2 Co 11:29), sino todo aquello que afirme su corazón débil en la fe.
Cristo es el ejemplo supremo de la exhortación de Pablo a los fuertes: “El cual siendo rico, se hizo pobre, para que con su pobreza nosotros fuésemos enriquecidos.” (2 Co 8:9)Los débiles y perdidos somos rescatados por el Cristo que se humilló a si mismo tomando forma de siervo y hecho semejante a los hombres (Fil 2:6-8).
“Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí”. Pablo como buen conocedor del Antiguo Testamento, por la inspiración del Espíritu Santo, aplica este salmo profético de David al Señor Jesucristo. La cita del Salmo 69:9 resalta la manera extrema como Cristo se humilló al recibir los vituperios (afrentas, oprobios, blasfemias) que no merecía. Quien nunca cometió pecado, recibió escarnios inmerecidos, dejándonos ejemplo de cómo debemos comportarnos “los fuertes en Cristo”. Pues el fin primordial de los que militamos “es agradar a aquel que nos tomó por soldados”. (2a. Tim. 2:4)
Cuántas veces los cristianos, vivan donde vivan, se dediquen al oficio o profesión que se dediquen, por el solo hecho de ser cristianos, enfrentan vituperios de los compañeros de trabajo, vecinos y aun familiares. Pablo habla de agradar al prójimo, que incluye cristianos e impíos. El buen ejemplo, muchas veces exige humillarnos, resistir, ser valientes, pacientes, teniendo esperanza de cambios, como expresa el versículo siguiente.