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En la sección del 2:17 hasta 3:8 Pablo se dirige específicamente al pueblo israelita. El método dialéctico es ocupado por el apóstol para disertar acerca de la jactancia de los judíos y el juicio de Dios. Dicho método consiste en presentar una proposición, una contraproposición y la resolución de ambas. Pablo ha declarado (proposición) que la verdadera circuncisión es la interna (2:29) de ahí la pregunta: “¿qué ventaja tiene, pues el pueblo judío? ¿o de qué aprovecha la circuncisión?” (contraproposición).
En este pasaje Pablo hace una serie de nueve preguntas con respuestas rápidas y precisas para resaltar la fidelidad de Dios y el pecado del hombre:
• ¿Qué ventaja tiene, pues, el judío?;
• ¿O de qué aprovecha la circuncisión?;
• ¿Pues qué, si algunos de ellos han sido incrédulos?;
• ¿Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios?;
• ¿Qué diremos?;
• ¿Será injusto Dios que da castigo?;
• ¿Cómo juzgaría Dios al mundo?;
• ¿Por qué aún soy juzgado como pecador?;
• ¿Y por qué no decir (como se nos calumnia, y como algunos, cuya condenación es justa, afirma que nosotros decimos): Hagamos males para que vengan bienes?
La respuesta que Pablo da a las primeras preguntas (1,2) es que los judíos tienen muchas ventajas pues son los guardianes de la Escritura: “le ha sido confiada la Palabra de Dios” (v. 2). Además, en Romanos 9:4,5 el apóstol resalta algunas características importantes sobre el pueblo judío: “son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén”.
