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¿Entonces lo que me beneficiaba, se convirtió en mi muerte? Por cuarta vez Pablo exclama rotundamente ¡Que nunca sea así! (“me genoito”, una negación contundente al igual que en 6:1,15; 7:7). Los estatutos mandamientos y preceptos de la Ley ordenaban la devoción perfecta al Creador y el amor aplicado en relaciones correctas con los semejantes. Sin embargo, ningún hombre jamás podrá cumplir la totalidad de la observancia de la Ley debido a que el pecado ha invadido la humanidad desde Adán. Entonces, Pablo exclama: la Ley hace evidente mi procedencia pecaminosa y por lo tanto acarrea la muerte por infringir la Ley.
Aun si tengo éxito en disciplinarme a mí mismo hasta el punto en que sea moralmente recto y justo, sólo he refinado mi pecado hasta hacerlo justicia propia y orgullo espiritual, lo cual es el pecado en su quinta esencia. De esta manera el santo mandamiento de Dios hace que mi pecado sea sobremanera pecaminoso. Me deja perdido y abandonado en mi Torre de Babel. 1
1 Comentario Biblico Beacon, Romanos tomo VIII. Kansas City, 1963. pág. 151-152.