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Pedro fue obediente a la voz del Espíritu Santo. Es un buen momento para señalar que a Dios lo que más le agrada es la obediencia de los suyos. (1S 15:22). En el momento en que llegaron los mensajeros de Cornelio, se confirmó la visión e interpretación de lo que Dios le había mostrado; pues tendría que entrar a la casa de un gentil, lo cual para los judíos era considerado una abominación (Hch 10:28). Por tal motivo se llevó algunos testigos con él, ya que en ese tiempo había muchos creyentes todos ellos del pueblo judío, que tenían los mismos prejuicios que tuvo Pedro y se les conocían como los de la circuncisión (Hch 10:45).