LBC Menú
Capítulos:
El propósito del apóstol Pablo era llegar a Jerusalén antes de la fiesta del pentecostés, motivo por el que decidió cambiar de embarcación y seguir una ruta directa, aunque dentro de Pablo había sentimientos encontrados, cuando avistó la isla de Chipre, pues le recordó su primer viaje misionero con la compañía de Bernabé y Juan Marcos (c 13), tampoco pudo pasar a despedirse de los hermanos de Pafos y Salamina, estar por lo menos un día y darles las instrucciones para no dejarse engañar por lobos rapaces. Viéndolo desde otro punto de vista, excelente que llegaría a Jerusalén con buen tiempo para la fiesta, pues ese era su mayor anhelo, y lo iba logrando.
Llegaron a Tiro y como buen misionero Pablo buscó a los cristianos, pues sabía que había creyentes en este lugar, aunque no tenían templos donde congregarse para adorar a Dios, solo se reunían en las casas; los encontró y estuvo con ellos siete días, mientras era descargada la nave en la que viajaban.
El Espíritu Santo reveló a los hermanos de Tiro, el sufrimiento que padecería Pablo en Jerusalén, su amor por el apóstol y desde luego no queriendo que padeciera, los hizo insistirle que no fuera a Jerusalén. Sin embargo, aunque Pablo los oyó y seguramente de todo corazón agradeció su cariño y preocupación, no menguó su determinación para llegar a la meta propuesta.
Se llegó el día en que la embarcación partiría y todos los hermanos con mujeres y niños fueron a despedirlos fuera de la ciudad, en la playa, una similitud en la despedida con los hermanos de Mileto es que postrados de rodillas oraron y los despidieron con abrazos. Y Pablo con sus acompañantes, continuaron su viaje en la embarcación, a Tolemaida, en donde solo estuvieron un día saludando a los hermanos y luego proseguir hacia Cesarea.
Bernabé era un levita natural de Chipre, una isla conocida por sus embarcaciones que atravesaban el mar hasta Fenicia, conocida en el Antiguo Testamento como Quitim (Nm 24:24; Ez 27:6,7) y que se menciona varias veces en el libro de los Hechos.