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Antes que centrar la atención en la sanidad del cojo o en ellos como el instrumento usado por Dios. Les presentan al autor del milagro, su padre celestial: El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el mismo que se le había aparecido a Moisés en la zarza (Ex 3:6) El mismo que hizo con los israelitas un pacto y promesa de liberarlos de la esclavitud en Egipto (Ex 3:15) El Salmo 105:6-10 explica el pacto que hizo con cada uno de estos patriarcas, por lo que los judíos podían comprender que era Él quién había hecho el milagro. Ese mismo Dios que había hecho los pactos con ellos, también había mandado a su hijo para que el mundo lo conociera y creyera en él. Pues el plan de Dios era rescatarlos como judíos de la perdición eterna.
Pedro dijo ha glorificado a su Hijo Jesús, refiriéndose a que Jesús ya estaba a la diestra del padre, como el Salmo 110 lo expresaba, en su verso 1: “Jehová dijo a mi Señor: siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. Y este era el momento de los apóstoles de testificar de lo que ellos habían visto y oído. Ya se le había sido dada a Jesús toda la potestad para obrar tanto en el cielo como en la tierra.
Generalizando, pero dirigiéndose a los presentes con énfasis les dijo, ustedes lo entregaron, pudo ser que algunos de los que oían a Pedro, también estuvieran en la crucifixión. No solo los lideres eran culpables, sino todos los que presenciaron este hecho y no aceptaron a Cristo como el mesías prometido y tampoco aceptaron la disposición de Pilato para dejarlo en libertad. Debe decirse, que algunos comentaristas mencionan que el libro de Hechos fue escrito para demostrar que los gobernantes romanos encontraron a Jesús inocente y querían dejarlo en libertad, pero por presiones de los líderes judíos tuvieron que permitir su crucifixión.
Hermosos calificativos, utiliza el apóstol para referirse a nuestro amado Señor “al Santo y al Justo”. “El Santo de Israel”, un título mesiánico que le otorga el profeta Isaías (Is 1.4; 10:20; 12:6) En el Antiguo Testamento a Dios se le llama Justo. Metafóricamente Dios lo usa para referirse a su naturaleza divina, y el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Gn 1:26). Y Jesús vino a ser el camino para que el hombre tuviera otra vez relación con su creador. Zacarías 9:9 lo llama “justo y salvador” cabalgando sobre un asno.