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Ante este relato, el tribuno comentó haber adquirido su propia ciudadanía, gracias al pago de una gran suma de dinero, pero Pablo era ciudadano romano de nacimiento; lo cual colocaba a Pablo en una mejor situación, incluyendo una mejor posición que la del propio tribuno. Nadie quería ser acusado de atar y azotar a un ciudadano romano, porque podría ser degradado o destituido; así que, rápidamente desataron a Pablo, e hicieron una investigación para juzgar a Pablo en base, al delito que hubiera cometido.
Por lo que se observa, se podía adquirir la ciudadanía de otro país o aun del importante imperio romano, haciendo ciertos trámites y pagando fuertes sumas de dinero. Tal y como ocurre en nuestros días, cuando las personas se mueven de un lugar a otro buscando mejores condiciones de trabajo, o por razones familiares o porque la vida peligra, etc. En esos días se podía otorgar la ciudadanía romana a personas de cierto rango, o por haber nacido en una ciudad o territorio que gozaba de los derechos de ciudadanía del imperio, como era el caso de la ciudad de Tarso de Cilicia, en donde Saulo nació.
