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En estos versículos Lucas indicó que el tribuno, al no entender las palabras del apóstol, procedió inmediatamente a encarcelar a Pablo y a “ examinarlo”con azotes (una manera muy elegante de decirlo) que consistían en golpes con un látigo con cuerdas de cuero. Estas cuerdas tenían cosidas en las puntas piezas de metal, piedras, y huesos que también estaban atados a una empuñadura. Este castigo regularmente era más grave que la flagelación judía y romana. Generalmente ataban a las víctimas a un palo no muy alto para facilitar la flagelación del cuerpo, la cual no solo magullaba la piel, sino que con cada golpe también la rasgaba. Este castigo era aplicado a los prisioneros que no eran romanos, a fin de obligarlos a decir la verdad.
Pablo había dicho que era de Tarso, pero no había revelado todavía su ciudadanía romana. Así que, bajo estas circunstancias, ahora Pablo apelaba a sus derechos como ciudadano romano; derechos que en primer lugar lo protegían de ser atado, segundo, de ser azotado; y en tercer lugar, según la ley de Roma, no podía ser declarado culpable hasta no pasar por un juicio.
