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Cornelio estaba en su casa en oración y ayuno (Hch10:30) a la hora novena del día, esto es a las tres de la tarde, cuando de pronto tuvo una visión de parte del Señor donde aparece un ángel dando la instrucción de que mandase llamar al apóstol Pedro; el cual se encontraba en la ciudad de Jope en donde unos días atrás había resucitado a una discípula llamada Dorcas y/o Tabita (Hch 9:36-43). Jope era una ciudad en la costa mediterránea ubicada a 56 km (35 millas) al noreste de Jerusalén y el significado de su nombre era: “Hermoso.” Diccionario Bíblico Ilustrado HOLMAN.
Cabe resaltar que Cornelio fue el primer gentil con el que Dios trató por medio de una visión, después de que empezó la persecución de la recién formada iglesia. Los gentiles eran rechazados enérgicamente por el pueblo judío, por la razón de ser gente pagana y la ley mosaica les tenía prohibido relacionarse con ellos; pero podemos constatar que Dios tenía un plan y propósito para el pueblo gentil: darles la salvación por medio de Cristo Jesús, igual que a los judíos. Graciosamente empezó con Cornelio y su casa, por ser un hombre temeroso de Dios, que se puso bajo su voluntad y que necesitaba conocer el evangelio de la redención, a través de un ser humano, para ser salvo. Él te dirá lo que es necesario que hagas, le había dicho el ángel.
Pudiera parecer que el Centurión fue oído de una manera especial por el Señor, porque hacía muchas limosnas al pueblo, pero, antes y después de esa frase, se recalca que era piadoso y temeroso de Dios con toda su casa y oraba a Dios siempre. Y sus oraciones, su vida devocional (orando a las tres pm) su fe y su bondad, ayudando a todos, habían subido para memoria, delante del Señor como una ofrenda fragante, como un sacrificio que se eleva a Él (Hebreos 13:15,16, recalca que viene primero el sacrificio de alabanza, seguido de hacer bien y ayudarse mutuamente). La iglesia popular ha destacado este pasaje, en otro orden: las limosnas como un medio de salvación y luego las oraciones y la vida piadosa.
El ángel fue parco en explicarle a Cornelio por qué razón Dios lo había enviado. Tan sólo mencionó que sus oraciones y sus limosnas habían subido delante del Señor, pero no le dijo qué más tenía que hacer, para ser perdonado y redimido. Un hombre pecador como Pedro, primicias de todos los que iban a llevar almas a los pies de Cristo, tenía que decírselo. ¡Qué privilegio nos otorgó el Señor cuando testificamos del Señor Jesús! “Que todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre” (mensaje de Pedro a Cornelio y sus amigos al predicarles en 10:43)