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La reacción de Pablo fue similar a la de Elías con el hijo de la viuda (1 R 17:21). Esta reacción muestra el aprecio que estos hombres de Dios tenían por las personas y aun cuando no se expresa aquí, se entiende que Pablo clamó a Dios por la vida de Eutico, y el Señor lo retornó a la vida de inmediato.
La respuesta fue tan rápida que algunos creen que Eutico no estaba muerto, pero el hecho que Pablo confirmara que estaba vivo después de abrazarlo, indica que efectivamente estuvo muerto y que después de la oración corta de Pablo, recobró la vida.
Al finalizar el relato de este incidente, se observa en el versículo 12 otro detalle que fundamenta la realidad de la muerte y resurrección de Eutico. Si sólo se había caído y desmayado, no hubiera existido una reacción tan enfática como la que se ve aquí. Se recalca que estaba vivo y se expresa que las personas “fueron grandemente consolados”, mostrando esta carga intensa de emociones que solo pudieron haber sido provocadas por un incidente tan grande como la resurrección de un joven. ¡A Dios sea la gloria!
Era evidente que Dios había puesto una agenda muy clara en el corazón de Pablo, ya que se puede observar en su reacción inmediata al volver a reunir a los hermanos para tener un momento de comunión, Después de haber subido, y partido el pan y comido, continuar con el mensaje. Dentro de la soberanía de Dios, todo lo sucedido en Troas fue parte de su plan perfecto y eterno.
