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La parte final del sermón (13:38-41) es usada magistralmente por Pablo para enfatizar el perdón de pecados por medio de Cristo y la justificación plena, sólo creyendo en Él como Mesías. “Y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree”. Termina advirtiéndoles del peligro de castigo sobre ellos si rehúsan creer en la palabra de Dios, (citando a Habacuc 1:5).
No cabe duda que el distintivo principal, cuando una persona recibe a Jesucristo en su corazón y lo confiesa como Señor y Salvador en sincero arrepentimiento es su vida transformada y bendecida con gozo y poder del Espíritu Santo. ¿Usted ya tiene a Jesucristo en su corazón, ya ha nacido de nuevo? Hágalo ahora mismo y experimentará esa alegría y llenura de Dios como la de los habitantes no judíos de Antioquía por haber puesto los destinos de su alma en nuestro glorioso Señor y Salvador Jesucristo.
