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Cesarea era la capital de la provincia de Judea y ahí residía Félix el gobernador en ese momento.
Félix era un griego liberto de Claudio, gobernador de Judea y Siria, entre 52 a 58 d.C. quien se casó con Drusila hija de Herodes Agripa I (12:1), la que dejó a su esposo para convertirse en la tercera esposa de Félix; era también hermana de Agripa II. Tácito dijo: “Félix ejerció un poder de un rey con el espíritu de un esclavo”. Gobernó de una forma mezquina, cruel y corrupta.
Al recibir la carta, el gobernador la leyó de inmediato. Sin embargo quería saber de que provincia era Pablo, para saber si le correspondía a el juzgar o debía enviarle ante otro gobernador, porque podía enviarle a su lugar de origen,Tarso para ser juzgado, ya que era de Cilicia; el gobernador Ummidius Quadratum estaba a cargo de la provincia de Siria-Cilicia.
Félix no quiso fastidiar a los judíos en ir hasta Cilicia y prefirió el atender este caso, y obtener así el favor y la gracia de los judíos; mientras tanto no encarceló a Pablo en una prisión, sino que en el palacio que Herodes había construido en Cesarea pidió que le pusieran y le vigilaran. Además todos sus conocidos podían venir a visitarle y traerle lo que Pablo necesitara. Un buen final para este capítulo narrando tantos peligros.
