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Pedro además de orar, meditaba en la palabra de Dios junto con los que estaban con él en el aposento alto, y encontraron en los Salmos una similitud entre David y el Señor Jesús, así que tomó el liderazgo (Mt 16:19) y convocó a que fuera elegido el sustituto de Judas. Usó la base Bíblica en los Salmos 69:25 y 109:8. “Tome otro su oficio”.
Pareciese que no concuerda la escritura “con el salario de iniquidad adquirió un campo y cayendo de cabeza, se reventó por mitad” con la frase “ y fue y se ahorcó” de Mateo 27:3-10, sin embargo el relato de Lucas viene a ser un complemento al de Mateo. El viernes de pascua, en la mañana cuando Judas se dio cuenta la magnitud de lo que había hecho, fue al templo a buscar a los principales sacerdotes para echar atrás todo, devolviendo el dinero, pero ya no se lo recibieron, así que lo arrojó en el templo. Como ese dinero no se podía poner en el tesoro, porque era dinero de sangre, el campo fue comprado por los sacerdotes con esas monedas a nombre de Judas. Debe agregarse que allí enterraban a los extranjeros.
Acéldama, campo de sangre. Se llamaba, así el campo, en lengua aramea, la lengua popular de la región. Tradicionalmente el campo se ubica al sur de Jerusalén, en el Valle de Hinom, al cruzar el torrente o Valle de Cedrón. Mateo lo llama “Campo del Alfarero” porque posiblemente la tierra era buena para la tradicional alfarería (mt 27,7,10). Al decir la Escritura que Judas cayó de cabeza y sus entrañas se derramaron, lleva a la interpretación de que se colgó de un árbol que estaba al borde de una pendiente y el nudo se soltó o se rompió y Judas se estrelló contra las rocas. Triste final para el traidor más grande de la historia.
Los versos 18 y 19 son como un paréntesis para explicar la muerte de Judas y se cree que Lucas fue quien insertó el comentario en el discurso de Pedro ya que no era necesario decir a los oyentes lo que ya sabían. Judas quiso dejar su lugar en el apostolado, convirtiéndose en un traidor, apóstata de la fe, con consecuencias hasta el suicidio. Se entiende que este tratado fue dirigido muchos años después, al “excelentísimoTeófilo”, quién seguramente no conocía Jerusalén y desconocía los detalles y acontecimientos; por lo que Lucas sintió la necesidad de informar sobre estos datos omitidos en el primer volumen.
Dios no quiere que el hombre perezca, cada persona tiene libre albedrío para decidir su fin. Judas sintió “remordimiento” como muchas personas experimentan, pero muy lejos de llegar a un arrepentimiento genuino, como lo hizo Pedro. Ese fue el caso de Judas y por eso decidió acabar con su existencia.