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Seguro, que a partir del momento, que el muchacho salió de la fortaleza, empezaron las movilizaciones para hacer el traslado de Pablo, en Jerusalén Pablo corría mucho peligro y lo mejor era llevarle a un lugar seguro, así en cuestión de horas tendrían que irse. Sin llamar la atención, sin que nadie sospechara, el tribuno ordenó a dos capitanes tener listos a las nueve de la noche, doscientos soldados de a pie, setenta jinetes con su armadura puesta y doscientos hombres diestros para luchar con lanzas y, además cabalgaduras para Pablo al cual llevarían a Cesarea. En verdad que impresiona el desplegado de fuerza que este heroico tribuno llamado Claudio Lisias, guiado por el Señor, hiciera para proteger a Pablo. Es evidente el poderío romano, y es evidente también la peligrosidad de esos zelotes y compañía, que posiblemente ya eran más de cuarenta.
Preparasen cabalgaduras en que poniendo a Pablo…, se observa que se utilizó la palabra cabalgaduras en plural o sea más de una para Pablo y muy probable sus acompañantes Aristaco y Lucas. (Col 4:10). Además Pablo iba como preso, no encadenado pero si atado de las manos y junto a un soldado, así que también estaban considerando al otro soldado. Los soldados salvaron cuatro veces a Pablo de morir en manos de los judíos en un lapso de una semana (Caps 21, 22 y 23)
desde luego que los que habían juramentado bajo maldición no comer, ni beber nada hasta matar a Pablo, no se murieron de hambre, pues los sacerdotes absolvían a las personas que hacían un juramento sin cautela, y estos quedaron absueltos. No se vuelve a mencionar nada en la Biblia, sobre los judíos de Asia y este grupo de personas.
