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Apocalipsis

Apocalípsis
El ángel con el librito, Ap 10:1-11

Apocalípsis 10:1 “Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.”


Un interludio más. El primero se encuentra entre los terribles juicios del sexto sello (6:12-17 y el séptimo (8:1-5), lo que viene siendo el capítulo 7, en donde se narra que fueron sellados 144 000 escogidos hijos de Israel y en donde además se observa una gran multitud de santos en el cielo. Esto es como una tregua que anuncia que los juicios que vienen después son más terribles que los anteriores. Aparecen luego las siete trompetas anunciando la continuación de los juicios. Aquí en este momento entre la sexta y séptima trompeta, surge este interludio/paréntesis en el que Juan experimenta las visiones del librito y la de los dos testigos (capítulos 10 y 11).


“Estos interludios no son pausas dentro de una secuencia de acontecimientos, sino recursos literarios que sirven para instruir a la Iglesia en relación con su papel y destino durante el período final de la historia del mundo. Entre la sexta y séptima copas (la última serie todavía futura) no habrá el interludio correspondiente porque en aquel momento toda advertencia y juicio preliminar habrá concluido. Cuando se derraman las copas de la ira divina, la consumación se dirige rápidamente a su punto culminante”. (Comentario al libro de Apocalipsis, 1977). La Biblia de Estudio Pentecostal p. 1870, agrega que no se debe ser dogmático acerca de la secuencia de los acontecimientos en el libro de Apocalipsis.


Como ya se ha dicho, los siete sellos (6:1-17; 8:1-5), las siete trompetas (8:6-21; 11:15-19), y las siete copas (16:1-21), se presentan como tres diferentes y consecutivos juicios de Dios. Los juicios se vuelven progresivamente más devastadores al acercarse al final de los tiempos. Los siete sellos, trompetas y copas, están conectados unos con otros, es decir, el séptimo sello introduce a las siete trompetas (Ap 8:1-5), y las siete trompetas introducen a las siete copas (Apocalipsis 11:15-19; 15:1-8).


Según la línea escatológica, en este interludio de tiempo acontece primero la visión del ángel fuerte y posteriormente la presencia y ministerio de los dos testigos, cambiando el escenario del cielo a la tierra.
El apóstol Juan nos da una descripción de este ángel que descendió del cielo:

  1. Es fuerte, característica de los ángeles mensajeros de Dios; seres divinos como el ángel Gabriel (Dn 10:5,6) y el ángel Miguel (Dn 10:13) que sirven a Dios y pueden dirigirse solos. Son poderosos en gran manera, pues pueden derrotar a los príncipes de otras naciones.

  2. Envuelto en una nube en varias ocasiones la nube representa la presencia misma de Dios visible a la mente humana. También las nubes son el transporte de la deidad, se les llama carrozas que viajan en las alas del viento (Sal 104:3; Dn 7:13; Lc 21:27; Hch 1:9) En diversas ocasiones se mencionan a las nubes como el transporte de ángeles, Cristo y Dios.

  3. El arcoíris. Llama la atención en su descripción el arcoíris sobre su cabeza, lo cual recuerda al Pacto de Dios con Noé (Gn 12:12-17) y simboliza la fidelidad perpetua de Dios con el hombre. El arcoiris es parte de la gloria de Dios (ver comentario 4:3); “el parecer del resplandor alrededor” (Ez 1:28).

  4. Su rostro como el sol Siguiendo la descripción menciona “su rostro era como el sol” es decir brillante, resplandeciente; en las Escrituras (Éxodo 34:29,30) se dice que Moisés descendió del Monte Sinaí, (después de haber hablado con Dios) para decir el mensaje del Señor a su pueblo; en este pasaje Moisés, igual que este ángel fuerte, fungió como mensajero de Dios, y la evidencia del rostro resplandeciente muestra la cercanía con Dios y su gloria manifestada en su mensajero. El apóstol Pablo comparó la gloria de Dios en el rostro de Moisés con la gloria de Dios revelada por Cristo (2 Co 3:7-18). También los discipulos vieron en la transfiguración de Jesús, a Moisés y Elías, con sus rostros resplandecientes como el sol en aquel monte alto a donde Jesús había llevado a Pedro, Jacobo y Juan (Mt 17:2). Reflejaban la santidad de Dios.

  5. Sus pies como columna de fuego, pareciera la descripción de Cristo (Ap 1:15), pero aquí no se trata de Cristo, pues en el v.6 este ángel jura por el que vive por los siglos de los siglos y en el v. 7 habla del misterio de Dios, mencionándolo en tercera persona, por lo tanto este ángel queda claro que no es Cristo como algunos teólogos sugieren, más acertada es la postura que sostiene que el ángel fuerte es semejante al ángel mencionado en Daniel 12:7, quien también alzó su diestra y juró por el que vive por los siglos. La columna de fuego es un elemento también conocido, desde el Antiguo Testamento, cuando seguía al pueblo de Dios en su travesía por el desierto iluminándoles por las noches. Juan no da más detalles de quién es este ángel, ni revela su nombre.

© 2023 La Biblia Continental. Todos los derechos reservados. Diseñado por Creating Destiny Graphics. Biblia Reina Valera 1960 y El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de American Bible Society, por lo cual se puede usar solamente bajo licencia.