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Dominio de la muerte. El proceso fisiológico del fin del hombre no se altera en la gran tribulación, es decir continúa vigente para aquellos que vivan durante ese periodo. Con el juicio aquí anunciado la cuarta parte de la tierra será muerta.
El cuarto sello: la Muerte y el Hades (Is 5:13-16; Mt 24:4-8). El caballo amarillo con un jinete llamado Muerte. El hades lo sigue, el Hades era conocido en Israel como el lugar de los muertos. Recuérdese la historia del rico y Lázaro (Lc 16:23), en donde Jesús menciona que el sitio tenía dos compartimientos. En el Nuevo Testamento siempre se refiere al lugar de los malvados antes de su juicio final en el infierno
Con la guerra y el hambre llegará de la mano la muerte, consecuencia lógica. Se une la proliferación de aves de rapiña y animales carroñeros, quienes serán los únicos que tengan alimento en abundancia.
A diferencia de los dos jinetes anteriores, éste no lleva nada en la mano. Algunos pintores le han dibujado una hoz; sin embargo, la Escritura no menciona dicho artefacto; además, este personaje es el único que tiene nombre: Muerte, seguido por el Hades (el infierno).
El color de este caballo y su jinete es «chloros» palabra griega que se traduce como verde pálido, o pálido amarillento, de aquí proviene “clorofila”. Describe la tonalidad pálida y verdosa que adquiere un cadáver. Sin vida, sin color, así serán esos momentos para la cuarta parte de la tierra. Pero aún no es el fin de la humanidad.