El quinto sello: los santos de la tierra.Estas son las almas de los santos muertos por causa de la Palabra y por el testimonio que mantuvieron.

Si la Iglesia ya está con el Señor, disfrutando de su presencia, los santos que se ven debajo del altar, ¿quiénes son? Son los que no aceptaron al Anticristo, su testimonio los hizo mártires en este periodo de tiempo. Están debajo de un altar, es decir han sido sacrificados, podría ser que delante de mucha gente les han dado muerte, exhibidos públicamente, humillados. Si hoy, quien tiene la oportunidad de creer en Dios muchas veces tiene que pasar burlas y vituperios, (aunque son bienaventurados y el Espíritu Santo les da fortaleza), ¿qué será en aquellos días? En aquel tiempo la persecución llegará hasta dar muerte a los creyentes y una muerte inimaginable, ¡cuán difícil será ser salvo!

Al tiempo que los primeros cuatro sellos fueron abiertos, estuvieron presentes los cuatro seres vivientes. Estos llamaron a los caballos con sus jinetes para ejecutar lo escrito en el libro; sin embargo, en el quinto sello, son los mártires de la tribulación los que alzan la voz preguntando ¿hasta cuándo?

Las almas que han derramado su sangre y no se han inclinado ante el Anticristo, sino que pagaron con su propia vida el precio de su pecado, son las que están debajo del altar; este parece ser el altar del incienso (16:7; Is 6:6), el mismo altar que vio Isaías en su visión. En el cielo ya existan esos altares desde antes de que fuesen ordenados a Moisés en la tierra, con las mismas medidas y materiales. Este altar del incienso que se menciona es de oro. Hay otro que es el del holocausto.

Estas almas no están muertas, ni dormidas, Juan las escuchaba clamando por justicia. Están ahí, esperando el gran momento de unirse a la iglesia, y a ellas también se les dieron vestiduras blancas. Kittim Silva dice: “Estas vestiduras no son un cuerpo temporal, o el cuerpo esotérico o el cuerpo de resurrección. Estas describen la rectitud, la santidad, y la salvación que experimentaron esos mártires”.