Y la gran multitud decía al Dios vivo con gran firmeza, como en medio de un sueño hecho realidad… "¡Amén!”. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza sean para nuestro Dios por los siglos de los siglos.

Es una gran multitud que mantuvo su pureza, que vivió en santidad y que ahora, alegre, ha alcanzado la victoria, está delante de su Creador. Es sobresaliente la pregunta que se le hace al anciano Juan: “Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?” (v.13).

Nota importante: El apóstol Juan no los conocía, no le eran familiares. Es el mismo anciano quien le responde: “Estos son los que han salido de la tribulación” (v.14). Algunos comentaristas toman esta frase para respaldar la teoría de un rapto en medio de la tribulación; otros piensan que será al final de la tribulación, y otros que será hasta que Cristo venga en gloria (ver comentario Ap 4:1; 6:1,2). Sin embargo, existe suficiente evidencia bíblica que respalda la idea de que el rapto sucederá antes de la tribulación. Algunas ideas que dan respaldo a esto son las siguientes:

1. La iglesia no pasará la tribulación porque Cristo no estará en la tierra durante la tribulación, sino que la iglesia estará con Él. Juan 14:3 dice: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.
2. El Señor Jesucristo le reveló a Juan lo que iba a suceder, y Él, como cabeza de la iglesia, no permitirá que su cuerpo (la iglesia) sea lastimado. Colosenses 1:18 dice: “y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia”.
3. Al decir el apóstol Pablo a los tesalonicenses “que Dios os santifique por completo y todo vuestro ser… sea guardado irreprensible hasta su venida” (1 Ts 5:23) está afirmando que la Iglesia no pasará por la tribulación, porque si así fuera, muchos cristianos serían castigados, torturados y hasta decapitados.

“Estos han salido de la gran tribulación”. A lo largo de la existencia del ser humano se ha vivido con angustia, persecución y tribulación, pero aquí se refiere a la gran tribulación, a la recta final, la que no se parece a las anteriores; ahí los mártires mencionados en el (6:11) son los que no aceptaron al Anticristo y que sufrirán persecución y castigos hasta la muerte.

“Los que han lavado sus ropas con la sangre del Cordero”. Estos estarán limpios de todo pensamiento, de toda raíz de amargura, de todo resentimiento, y de todo aquello que impide tener comunión con el que está sentado en el trono y el Cordero. En las bienaventuranzas Jesús dijo: “Bienaventurados los de limpio corazón porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8).

Algo maravilloso es que gente de todo tipo, es decir, de toda lengua y nación, podrán estar en la presencia de Dios sirviéndole en el templo celestial noche y día, privilegio que en el Antiguo Testamento estaba reservado solo para los levitas. En el templo de Jerusalén a los gentiles se les permitía pasar hasta el llamado patio de los gentiles; pero no entrar al templo. También había un límite hasta donde podían entrar las mujeres y otro al cual podían llegar los hombres; tan solo al sumo sacerdote le estaba permitido entrar hasta el lugar santísimo. ¡Cuan glorioso es imaginar que en el cielo todo ojo le verá y toda rodilla le rendirá gloria y honor!

En la presencia del Señor estarán todos los salvos vestidos de vestiduras blancas, y su presencia no será solo por un momento, sino para siempre: los redimidos gozarán eternamente de su gloria y majestad.

Como se dijo en el capítulo anterior, habrá escasez de alimentos y agua durante el tiempo de la tribulación y solo los que cuenten con el sello del Anticristo podrán conseguir comida (Ap 13:17). Estos mártires carecerán de comida y de agua. Pero al llegar al cielo ya no tendrán hambre ni sed. “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos serán saciados” (Mateo 5:6). El evangelio de Mateo (ver comentario Mt 25: 31-46) afirma que habrá un juicio para todos aquellos que se negaron a dar comida a uno de sus hermanos más pequeños.

Al derramar el ángel la cuarta copa, el sol quemará a los hombres de la tierra (Ap 16:8,9); estos tendrán que buscar refugio para que no les quemen los rayos del sol, ni les fatigue el calor.

los suyos para guiarles a fuentes de agua viva. Cuando Jesús anduvo en la tierra le dijo a la samaritana: “El que bebiere del agua que yo le daré no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14).
Él es el pan de vida, y el agua viva, quien se acerca a Jesucristo no tendrá hambre ni sed porque el Señor está atento para saciar al hombre necesitado de pan y agua.

Conclusión: Dios ya efectuó la salvación para toda la humanidad no importando época, lugar, lenguaje, raza, economía, cultura, nivel de estudios. Por lo tanto, las bendiciones de la redención, cuando una persona confiesa su necesidad de un Salvador, son reales, tal y como serán reales los eventos impactantes narrados por el amado Juan en el libro de Apocalipsis cuando llegue el tiempo de su realización. Esa es la promesa escrita en el capítulo siete del libro de las revelaciones de Juan: los redimidos estarán delante del verdadero Dios y le servirán en Su templo, sin tener ninguna necesidad humana, día y noche; ellos serán guiados y confortados por el Señor Jesucristo por la eternidad. Esto es un honor y un privilegio inigualable, es la máxima oferta ofrecida por Jehová. Ni los vientos más impetuosos, ni las calamidades estarán presentes en la Nueva Jerusalén, la celestial; solo gozo, paz, justicia y abundancia de acciones de gracias. Ahí reinará la gran multitud de santos, gente que perseveró hasta el fin de su vida en agradar a Dios (Mt 24:13), y se abstuvo de hacer inequidad, injusticias o maldad a otras personas aún a pesar de fallar en ocasiones, y aun durante la gran tribulación la oportunidad de salvación estará abierta.